Por Fernando Trujillo
La gentrificación es
un proceso que parece ser irreversible, es un fenómeno global, pero en los
países de Latinoamérica particularmente ha sido un desastre aun mayor, pero
contrario a lo que muchos piensan, esto no es un proceso normal o natural, ni
es parte de los nuevos tiempos, la gentrificación es guerra imperialista sobre México
y Latinoamérica.
Pensamos que la
guerra con Estados Unidos termino en 1848 pero esta guerra nunca ha terminado,
los mexicanos creemos que se acabó, pero desde Washington han continuado la
guerra, desde la deuda externa, las intervenciones políticas, los tratados de
Bucareli, la creación del narco y la guerra abierta del sexenio calderonista
que ha costado incontables muertos y desaparecidos, son estrategias de guerra
aplicadas contra México.
Se puede decir lo
mismo de toda América Latina, la Operación Cóndor, los golpes de estado, la
guerra de las Malvinas y las crisis de inseguridad y narco-guerrillas de
Colombia, México y ahora Ecuador han sido ataques en una guerra que ellos conocen
y nosotros desconocemos y es que Estados Unidos es un país que vive para hacer
la guerra, a nivel global, incluso guerra contra su propio pueblo, la
gentrificación es otra estrategia de guerra contra México y América Latina.
Lo que antes se
conquistaba con una invasión militar, ahora se conquista con la llegada de
Airbnbs y nómadas digitales.
El imperialismo
gringo aplica esta guerra contra nosotros, ocupando nuestros vecindarios y
ciudades de forma “legal” en complicidad del cartel inmobiliario, apoyado por
whitemexicans o mexicanos ignorantes, con la excusa de “embellecer” las
ciudades.
Este embellecimiento,
termina por desplazar a los mexicanos autóctonos, elevando el coste de la
vivienda, obligando a los mexicanos a no tener acceso a una casa propia, rentar
cuartos o buscar “romies” para poder pagar la renta.
Volvimos a las
vecindades, pero ahora son casas o departamentos, donde los rommies (habitantes
pues), se ven obligados a vivir juntos para poder entre todos pagar la renta
del mes, esto en un país soberano sería inaceptable.
Airbnb es una
creación de tres gringos de San Francisco, y es que California es el
laboratorio donde son creadas estas subculturas, estrategias y herramientas
contra América Latina: La cultura woke, la mara salvatrucha, el capitalismo
verde y rosa, ahora la plataforma airbnb son estas bombas que han caído sobre
nuestros países y han sido una desgracia.
Estados Unidos ya no
necesita una invasión militar como la de 1848, la invasión es interna, pacífica
y progresista, con extranjeros buena onda llegando en bicicleta y comprando
casas a precios accesibles, para ellos, abriendo sus propios espacios y creando
una comunidad solida entre ellos.
Ha llegado al punto
en que propietarios extranjeros o mexicanos ya no rentan a los mexicanos, sino
solo a extranjeros.
Los propios
extranjeros hacen tours a barrios bajos como Tepito, donde toman fotos, tik
toks y videoblogs, de cómo viven la gente de las vecindades.
Esto recuerda a los
zoos humanos de principios del siglo XX, donde aborígenes eran encerrados para
que los europeos los vieran como algo exótico y es que estos tours, son la
misma mentalidad supremacista nordicista del siglo pasado, solo que ahora se
esconde en un progresismo woke y buena ondita.
El slogan de la
Agenda 2030 “No serás nada y serás feliz”
se aplica violentamente sobre los mexicanos, no tendrán nada, no podrán acceder
a una vivienda propia, obligados a vivir en cuartos rentados, no tendrán
familia, no tendrán derechos laborales, pero vivirán como meseros en ciudades
embellecidas para los extranjeros, serán felices.
Una guerra solo se
puede pelear cuando los dos bandos saben que están en guerra, cuando uno lo
desconoce entonces es una conquista, un genocidio o ambos.
El que no puedas acceder
a una casa propia, el que te veas obligado a vivir en lugares rentados, el que
la vivienda sea para extranjeros y que tu ciudad se convierta en un enorme
hotel donde tus opciones son servir o ser desplazado.
Es la guerra, pero la
mayor parte de los mexicanos no son conscientes o no les importa, existen
colectivos contra la gentrificación, existen protestas como la que hubo en
Oaxaca a finales de enero, donde varios activistas fueron reprimidos y
arrestados por policías que pertenecen a su misma raza.
Es la guerra, pero a
diferencia de 1848, no tenemos un ejército, ni un Miramon, ni un Bautista
Traconis, ni un Batallón de San Patricio, ni un Canales Rosillo que nos lidere,
estamos solos.
Las elites
político-mercantiles, han vendido al país a los extranjeros y los airbnb, la
policía por mas mexicanos que sean van a reprimir las protestas.
En este escenario los
colectivos anti gentrificación pueden ser una resistencia, pero no son
suficientes, se necesita algo más poderoso: La idea de Imperio.
El imperialismo
estadounidense se expande, domina todo y esto es porque no existe un
imperialismo mexicano que se le ponga en frente.
Nuestra tradición de
Imperio está olvidada, enterrada y repudiada por los mismos mexicanos, no se
puede combatir un imperio depredador desde el mero activismo, sino que es
necesario nuestro propio imperialismo.
“Latinoamérica es el centro de su propio Imperio” como explica el profesor Dugin, en México radica la tradición
imperial de Tenochtitlan y Castilla, mientras que en Brasil tiene la tradición
del imperio brasileño, del sebastianismo y la profecía del Quinto Imperio por venir,
pero en ambos predomina la herencia de Roma.
Esa Roma imperial,
vigorosa, solar que ya no existe en Europa, sino que se encuentra en nuestra América
Latina.
Más allá de una lucha
por la vivienda digna, esta es una guerra de civilizaciones, un choque entre el
Logos de Quetzalcoatl con su tradición solar e imperial y el Logos Anglo
herencia de Cartago con su (anti) tradición del monroísmo, el libre mercado y
sionismo evangélico.
México en su modelo
de estado-nación es un ente putrefacto, corrupto, que no sirve para proteger al
pueblo, si no para depredarlo. Al fin que los estados-nación artificiales de Iberoamérica,
para eso fueron creados pero estos modelos están muriendo y es en esa muerte
cuando llegan los buitres.
La gentrificación viene
a ser un instrumento de la unipolaridad, buscan apropiarse de nuestros
vecindarios y ciudades, para convertirlos en copias de alguna ciudad de
California o Nueva York, entes cosmopolitas globalizadas sin espíritu, despojadas
de cualquier herencia cultural indígena o criolla.
Una pancarta de un
manifestante decía “La gentrificación es
neocolonialismo” si lo es, pero la pregunta ¿Y qué vas a hacer? Ellos tienen
el imperialismo ¿Qué tenemos nosotros? El estado-nación y sus instituciones son
cómplices, si no tenemos un Imperio que nazca de la voluntad del pueblo, solo
tendremos la servidumbre.
Está pasando en
Ciudad de México, donde la Condesa y la Roma son un enorme airbnb, con
hamburguesas y tacos gourmet a cuatrocientos pesos, donde todo está en renta
para los extranjeros ricos, con antros exclusivos y zonas donde ya no se habla
español.
Es el espíritu maléfico
y mercantil de Cartago invadiendo nuestras ciudades y países, donde todo está
en venta: tu casa, tu dignidad, tus zonas arqueológicas, tus hijos, tu propia
servidumbre. Todo es un mercado.
La propia alma de México
es multipolar, con una herencia tan rica y variada, México es azteca, es maya,
es zapoteca, es otomí, es mulato, es criollo, es norteño, es sureño, es blanco,
es mestizo y así un crisol de muchas culturas conviviendo. Esto es la
multipolaridad de México.
Es entonces que los
colectivos anti gentrificación tienen que abrazar esta idea multipolar para
combatir la unipolaridad gentrificadora.
Pero lo más
importante es que ni un mero nacionalismo, ni el activismo político podrán detener
la gentrificación, solo la idea de Imperio puede vencerla y unir al México
multipolar.
Dejémonos de ser
tibios y empecemos a ser imperiales.
Febrero 2024
Comments
Post a Comment