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La insubordinación popular

 


Por Fernando Trujillo

 

Las protestas en Canadá contra las restricciones sanitarias del primer ministro Justin Trudeau han recorrido los medios del mundo entero.

Los camioneros y manifestantes que se han denominado como Convoy de la libertad, han tomado las calles, aquellos a los que despectivamente Trudeau calificó como una “minoría insatisfecha” no solo tomo las calles, sino que hizo que el primer ministro y su familia huyeran a esconderse a un lugar secreto.

La prensa ha catalogado a los manifestantes con los epítetos de siempre, llamándolos “supremacistas blancos”, “fascistas”, “ultraderechistas” o “antivacunas”, para demonizarlos a nivel mundial.

Aquellos que conforman el Convoy de la Libertad son gente de la clase obrera, trabajadores, gente común y corriente que están hartos de la tiranía sanitaria global y las medidas abusivas de su primer ministro.

Trudeau es uno de los principales mandatarios que quieren la guerra contra Rusia pero lo más probable es que use a su ejército contra su propio pueblo dado el caso.

Este tipo de manifestaciones se han dado desde hace dos años, en Francia se han dado muchas protestas contra las medidas tiránicas de Macron, quien en una entrevista dijo que “quiere hacerles la vida imposible a los no vacunados”, con una alegría sádica que recordó a los aristócratas depravados de la obra del Marques de Sade.

En Francia Macron se ha convertido en un Duque de Blangis (uno de los personajes principales de 120 Días de Sodoma, del mencionado autor), autorizando cierres de negocios, restricciones, pases sanitarios y leyes abusivas contra su propio pueblo con un goce sádico.

Estas protestas recuerdan mucho a las de los chalecos amarillos de hace unos años, cuando la población francesa estuvo en las calles protestando, tomando las calles y peleando contra un neoliberalismo usurero.

Sucedió con la toma del Capitolio el seis de enero del año pasado, cuando una protesta de un grupo de trumpistas tomo las instalaciones del Capitolio, en repudio ante el fraude electoral que otorgo la victoria de Joe Biden.

Políticos asustados y escondiéndose, huyendo ante un pueblo furioso, Trump rechazo la toma, pero estos movimientos van más allá de una figura política, es una protesta del pueblo contra la clase política.

Paso también en Chile en 2019, protestas que llevaron a la anulación de la constitución de Pinochet y paso en Colombia el año pasado, con un pueblo marchando contra el estado neoliberal.

Todos estos ejemplos muestran que estamos en un momento populista, en una guerra entre las elites contra el pueblo, el caso de las protestas del Convoy de la Libertad es un episodio más de esta guerra.

La tiranía sanitaria ha sido un estado que ha perdurado más de lo que debía, imponiendo un constante estado de pánico por supuestas nuevas variantes, culpando al pueblo del supuesto aumento de casos, imponiendo mascarillas y pases sanitarios.

Mientras el pueblo tiene que estar encerrado en casa, cerrar su negocio, se le impide transitar libremente, la gente de la elite celebra entregas de premiaciones, el año pasado durante entregas de premios celebridades sin cubre bocas se tomaban fotos acompañados de frases “rebeldes”, es famoso el caso de la demócrata Alexandria Ocasio Cortes que en una entrega de premios tenia escrita la frase “tax the richs” y así frases vacías como “Tax the rich”, “eat the richs” y “smash the patriarchy” en varias celebridades que son multimillonarias y que se pasearon sin cubrebocas en esa premiación, mientras que si una familia normal en Estados Unidos o Canada realizaba una pequeña reunión, era arrestada por la policía.

Los millonarios, las celebridades, los políticos pueden saltarse libremente todas las normas sanitarias porque al fin y al cabo ellos las imponen, esas normas son para los pueblos, para los trabajadores, para la gente común.

Esta tiranía sanitaria es básicamente Los 120 Días de Sodoma de Sade a nivel global, con millonarios sádicos que torturan, humillan y someten a los pueblos del mundo.

Muchos ya se han dado cuenta que las ideologías han muerto, que la vieja política ya no existe, todo lo que queda es la guerra entre el pueblo contra la elite, los de abajo contra los ricos.

Tanto en la toma del Capitolio como en el Convoy de la Libertad, no ha habido celebridades de Hollywood apoyándolas, ni músicos multimillonarios, ni políticos, porque en ambas marchas quienes protestaban iban por la clase política, caso contrario a las protestas de Black Lives Matter de hace dos años, movidas por los demócratas para aterroirizar a la población, destruyendo negocios y ciudades enteras pero que eran apoyadas por personajes como Quentin Tarantino, Miley Cyrus, Mark Ruffalo y toda la elite de Hollywood.

Cuando la rebelión es orgánica, será calificada como de supremacistas blancos, antivacunas o movidas por Rusia, cuando es una rebelión inorgánica y controlada por los poderes políticos, será apoyada por Hollywood.

En estas protestas no hay líderes, ni cabecillas, son ejemplos de resistencias sin líderes y michos de sus participantes pueden ser afines a alguna figura política, pero esto va más allá de personajes como Trump, Le Pen, o algún partido.

Esto no es solo un movimiento, sino una comunidad organizada peleando por su libertad, está más allá de las caducas formas políticas de antaño.

Comunidad organizada, no un país, no un estado, sino gente común protestando, unidos, ondeando sus banderas, tomando las calles.

Todas estas protestas son una insubordinación popular contra las elites, pueblos subordinados, hartos de la usura y la tiranía sanitaria, se han levantado, alzado su voz, han marchado, se han unido por un mismo fin: recuperar su libertad perdida.

La insubordinación popular es el gran despertar de los pueblos contra el gran reseteo de las grandes elites, es recuperar una patria arrebatada por los poderosos.

No sabemos aún como terminaran las protestas de Canadá, pero resisten y aun llegue a ser reprimida por el ejército (que es un caso muy posible), su ejemplo perdurara y esta insubordinación continuara en otros países.

Los modernos estados son fabricaciones de banqueros y oligarcas que han cumplido su función, ya las máscaras han caído, esta guerra es entre ese Imperio de la Nada conformado por la oligarquía contra la comunidad organizada.

Esta es la guerra de la década.

 

Febrero 2022

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