Por
Fernando Trujillo
Introducción
La literatura fantástica siempre ha sido criticada por
ser escapista, y si lo es, el vivir en una época corrompida y cada vez más
repugnante hace que nuestro ser se refugie en otros mundos, en otras
realidades. Es un escape hacia épocas más bellas, a otros mundos lejos de la
podredumbre de este occidente decadente.
Ante el horror del racionalismo moderno el espíritu
busca gritar, busca huir y busca crear otras realidades lejos del mundo
material.
La civilización occidental ha perdido sus mitos en pos
de una falsa ilusión de progreso, desde la época de la Ilustración llego el
racionalismo, el materialismo, el intelectualismo a imponerse como modelos de
pensamiento. El hombre occidental fue perdiendo sus mitos y sus símbolos con
ellos también perdió su alma.
Los mitos quedaron desterrados al “pasado primitivo”,
algo ajeno a la civilización industrial, algo que no tenía cabida en la
sociedad moderna.
Diferentes poetas y escritores han expresado el horror
del racionalismo, han buscado una manera de poder escapar a esta sociedad
mecanizada y volver a los mitos.
La literatura fantástica y de terror hizo su aparición
en el siglo XIX el siglo de las industrias, de las urbes, del legado de la
Ilustración, como una reacción contra la perdida de los mitos. Esta tendencia
la podemos ver en tres autores de culto que por desgracia el Sistema ha
convertido en objetos de consumo, de un fandom desmedido en el que sus
principales ideas se han perdido.
Hablo de los estadounidenses H.P Lovecraft y Robert E
Howard y del británico J.R.R Tolkien. Tres autores, tres anglosajones, los tres
fueron soñadores y los tres con su literatura marcaron a generaciones e
influyeron en la historia de las letras. Hasta el día de hoy sus estilos, sus
características han sido imitadas por muchos escritores fantásticos pero no sus
ideas.
He escogido a estos tres autores por sus similitudes
pero más que nada porque a pesar de sus diferencias los tres tenían ideas
similares y un rechazo por el occidente decadente.
Tradición
Los tres autores sentían una profunda nostalgia por
tiempos antiguos, ajenos a la decadencia de la civilización moderna. Los tres
se sentía ajenos a la época que les tocó vivir, una época corrompida, regida
por una burocracia y un sistema económico atroz, un occidente que había perdido
su alma.
Lovecraft sentía un gran afecto por la época colonial,
era un gran devoto de la cultura anglosajona y un estudioso de la historia de
Nueva Inglaterra. Era un hombre que amaba su tierra y veía la guerra de
independencia como una tontería que separo a la nación anglosajona. Lovecraft
no se andaba con patriotismos tontos ni problemas fronterizos, no se
consideraba un ciudadano americano sino un patriota anglosajón, para él lo
importante no eran las nacionalidades artificiales sino la grandeza e
importancia de la cultura anglosajona.
Lovecraft escribía en un inglés arcaico, escribía a
mano pero por presión de su editor tenía que escribir a máquina algo que el
odiaba. En su relato temprano “La Calle” profetiza el futuro de occidente
devastado por la inmigración masiva.
Howard gran amigo por correspondencia de Lovecraft y
escritor en la revista Weird Tales—que
albergo a grandes genios del relato sobrenatural como Clark Ashton Smith y
Fritz Leiber—era un hombre que se sentía ajeno a este mundo, hombre de carácter
solitario y sombrío escribió relatos sobre barbaros de fuerza sobrehumana,
mundos perdidos en el tiempo regidos por la espada y la hechicería. En los
relatos de Howard no había lugar para la mediocridad, existía el bien y existía
el mal, el primero representado por los barbaros mientras que el segundo
representado por la magia y la civilización.
Howard creo muchas historias que van desde la
aventura, el terror, el western pero de todos fue Conan de Cimmeria un bárbaro
que se convierte en rey por su espada el que lo catapulto a la fama.
Uno de los ciclos más interesantes de Howard es el de
“vidas pasadas” también llamado “Ciclo de Memoria Racial”, en esta serie de
relatos hombres blancos viven atrapados en la civilización moderna, un
determinado evento les hace recordar sus vidas pasadas en las que fueron
barbaros, hombres aventureros viviendo en una época primitiva en donde el más
fuerte predominaba pero también una época en donde predominaba el honor y la
valentía, alejada de los valores de dinero y mediocridad de la civilización
moderna.
Tolkien por otra parte fue un amante de la naturaleza,
de los campos, de los árboles, era un hombre de profundas convicciones
religiosas que amaba los libros y fumar pipa.
Algo que a mi parecer las películas de Peter Jackson y
el fandom contemporáneo ignoran-convenientemente—es que su opus magna “El Señor
de los Anillos” tiene como trasfondo la catolicidad tradicionalista. Tolkien
era un devoto católico tradicionalista aunque les pese a muchos grupillos que
lo quieren ver como un neopagano.
En la obra de Tolkien hay un enfrentamiento entre el
bien y el mal, entre la tradición y la modernidad, esta modernidad está
representada por Mordor con su industrialización, la destrucción de la
naturaleza, la fealdad y brutalidad de los orcos y claro por el Anillo Único
representación de la usura internacional.
Así los elfos con su sabiduría y belleza
representarían a los ángeles mientras que los orcos con su fealdad y maldad
representarían a las tinieblas.
A lo largo de la saga el protagonista Frodo lleva el
Anillo Único con el fin de destruirlo, tendrá que soportar la tentación de
apoderarse que el maligno objeto le ofrece, hay una lucha espiritual entre el
protagonista y el espíritu de la tentación encarnado en el Anillo, de esta
manera Frodo representaría a un mártir del cristianismo que tiene su propia
cruz encarnado en este anillo.
En el mundo de Tolkien hay una primacía de la luz, de
la tradición, del amor por la tierra, es la nostalgia que sienten los hobbits
protagonistas por la Comarca, la nostalgia que tienen los elfos por su tierra
primordial. La sangre tiene una importancia capital, no como algo meramente
biológico sino que algo sagrado, en la que se encuentra la herencia y la
memoria de los antepasados. Aragon quien está destinado a ser rey es heredero
de las proezas de sus antepasados y también de los errores de su antepasado
Isildur.
Aristocracia
En los tres autores se ve una defensa de la
aristocracia entendiendo esta como el gobierno de los mejores. En cada una de
sus obras podemos ver una apología a la elite, la aristocracia, la jerarquía y
la caballería.
Lovecraft venia de un viejo linaje aristocrático, a
pesar de que la fortuna familiar se había agotado y él vivía con pocos ingresos
de sus cuentos aún mantenía esa dignidad y un porte aristocrático. Para
Lovecraft la aristocracia estaba representada por los colonos anglosajones que
construyeron Nueva Inglaterra, en sus cuentos ambientados en el siglo XX habla
de viejos linajes ya en decadencia, corrompidos por rituales oscuros, mezcla de
sangre y pactos demoniacos.
En su relato “La Sombra fuera del tiempo” describe a
la Gran Raza una especie extraterrestre con una sociedad fascista, regida por
una elite aristocrática y con prácticas eugenésicas.
En la epopeya de Tolkien la aristocracia está
representada por los reyes y caballeros que lideran la lucha contra el mal.
Aragorn es el rey arquetípico, un hombre de nobles sentimientos que encabeza a
los pueblos libres contra Sauron, le siguen Eowyn una valkiria arquetípica y
Eomer sobrinos del rey Theoden.
Los aristócratas lo son de sangre y espíritu, hay una
gran importancia en los valores de sangre y herencia que representan los
pueblos de la Tierra Media, un mundo medieval en el que existe la jerarquía y el
orden.
Su antítesis vendría siendo Saruman quien vendría a
representar a la politiquería moderna, hábil manipulador Saruman levanta a los
montañeses y pastores de Isengard contra la elite por derecho divino en una
clara analogía del comunismo.
Howard tomaría un camino diferente al de Tolkien, para
Howard la aristocracia era más espiritual que sanguínea, los barbaros eran la
auténtica aristocracia, guerreros y conquistadores era la espada con la que
imponían su propia ley.
Conan de Cimmeria y Kull de Atlántida legitimaron sus
derechos como reyes al derrocar a las decadentes monarquías de Aquilonia y
Valusia.
Modernidad
En los tres autores se puede ver un genuino rechazo a
la decadencia de occidente, eso los llevo a crear sus propias realidades ajenas
a la corrupción de la modernidad.
La Tierra Media de Tolkien es un mundo
idealizado—razón por la que muchos que no entienden su pensamiento lo han
criticado—en donde hay una tradición medieval, sociedades feudales regidas por
una jerarquía de reyes y caballeros.
La modernidad está representada por los orcos, los
nazgul—reyes parlamentarios y degenerados—las criaturas oscuras de Mordor,
Gollum—el hombre occidental corrompido por el poder de la usura—y las entidades
satánicas que representan al mal: Morgoth y Sauron. La Guerra del Anillo es una
guerra entre la tradición y la modernidad, en el que al final la tradición se
termina imponiendo.
Lovecraft es menos optimista que Tolkien, el cosmos
descrito en sus relatos está lleno de horrores, de caos y de entidades
alienígenas acechando en los rincones más oscuros del universo, esperando la
destrucción de la especie humana.
Existen dos ciclos literarios en su obra, por un lado
tenemos el Ciclo Onírico inspirado en la literatura de Lord Dunsany, un mundo
puramente fantástico que sería un universo idealizado, alejado de la
modernidad. Por otro lado (con un Lovecraft más maduro y pesimistas) tenemos lo
que después de su muerte su pupilo August Derleth bautizaría como los Mitos de
Cthulhu. Un cosmos situado en la civilización fáustica, con ciudades decadentes
en donde no hay lugar para la belleza sino para el horror materialista.
La descripción que el autor hace de Arkham, Dunwich e
Insmonth con sus calles en ruinas, sus habitantes corrompidos, el olor a sal y
a putrefacción son un reflejo de la civilización corrompida, sin olvidarnos de
la descripción que hace de la ciudad de Nueva York lejos del glamur que le dan
otros escritores, Lovecraft la describe con ciclópeas edificaciones y un
sentimiento de horror y opresión.
Muchos de los que leen a Lovecraft les gusta sus
elementos terroríficos pero ignoran esa atmosfera fáustica de sus cuentos, la
tragedia del hombre desarraigado.
A través de la literatura de terror Lovecraft
describió el ocaso de la civilización occidental y por medio de su racismo
profetizo la revuelta de los pueblos de color contra occidente. Lovecraft fue
para el relato de terror lo que Spengler fue para la filosofía contemporánea.
Mientras que Tolkien y Lovecraft defendían la idea de
civilización, Howard veía en la civilización algo artificial, un síntoma de la
decadencia y la modernidad.
En la literatura de Howard hay un enfrentamiento entre
el mundo bárbaro de carácter indo-europeo y el mundo civilizado. Bran Mark Morn
jefe de los pictos enfrentándose a los romanos, Salomón Kane el aventurero
puritano viajando libremente haciendo justicia por propia mano, son ejemplos de
barbaros, hombres libres contra el Sistema. Los personajes de Howard son
barbaros, hombres de gran fuerza física, vitalistas, libres, honorables que se
enfrentan al mundo civilizado. Este concepto de barbaros contra un sistema
opresor seria usado por Jack Donovan para su discurso “Los Nuevos Barbaros”.
Howard un heredero de la literatura de Jack London y
Edgar Rice Burroughs, veía la civilización como una cárcel para el hombre
blanco. El mundo bárbaro que describe es vitalista, libre, brutal y sangriento
pero también más honesto y natural. El bárbaro celta y nórdico, el nómada
indo-europeo explorando tierras hostiles y rescatando a doncellas de terribles
peligros. Un hombre completamente opuesto al hombre civilizado.
La
literatura como escape
Estos autores usaron la literatura como una forma de
escape del mundo real, como un puente entre la mediocre realidad y el mundo del
mito. Cada uno en sus letras busco una tradición que se había perdido.
La literatura de estos tres autores marca una
disidencia con el mundo literario más racional y mecanizado, una rebelión
contra la racionalización del espíritu humano. La literatura fantástica es
escapista, es una forma de volver a conectarnos con esos mitos que se nos ha
arrebatado.
Estos tres autores tienen referencias a símbolos,
tradiciones, arquetipos y referencias a mitos indoeuropeos.
Algunos biógrafos de Lovecraft describen que la
literatura era un modo de salir de su pesimismo y de sus ideas suicidas. Lo
mismo podría decirse de Howard pero el término sucumbiendo al suicidio en el
año de 1936. Murió a los treinta años dejando muchos relatos publicados y otros
de forma póstuma. Lovecraft su amigo por correspondencia moriría un año después
de cáncer.
Ninguno de los dos vivió para ver la muerte de la Gran
Idea Europea en 1945 y el proceso de destrucción de occidente.
Tolkien por otra parte escribió el Hobbit como un
cuento para sus hijos, a la mitad del relato sabía que el mundo que estaba
escribiendo era más grande de lo que había pensado. Había descubierto el mundo
del mito, ese pasaje escondido en el inconsciente colectivo lleno de símbolos y
arquetipos.
Tolkien murió en 1973, a diferencia de Lovecraft y
Howard el gozo del éxito literario de su obra. Para el momento en el que murió
la civilización occidental se encontraba en un proceso de decadencia, habían
aparecido los movimientos hippies, la popularización de las doctrinas new age,
la juventud estaba más interesada en las drogas y en vivir el momento que en
los mitos.
Actualmente los tres son objeto de culto entre los
círculos literarios, los círculos geek, sus obras son objeto de consumo para
hacer juegos de rol, películas, muñecos, comics pero entre todo este fandom se
han perdido sus ideas.
El trasfondo spengleriano de Lovecraft ha sido
olvidado, viéndolo como un escritor de cuentos de miedo, el catolicismo tradicionalista
de Tolkien se ha perdido viéndolo como un escritor de fantasía e incluso como
un profeta del neopaganismo más absurdo. La idea del bárbaro indo-europeo de
Howard es ignorada, viéndolo de una forma superficial, como un escritor de
aventuras. El pensamiento de estos tres
soñadores es incompatible con las ideas del mundo burgués.
Los relatos de Lovecraft han tenido tantas malas
adaptaciones al cine agregando además sexo, gore, humor soez. La única serie
que tiene el pesimismo y atmosfera de decadencia es a mi parecer True Detectives, serie policiaca de HBO
que tiene influencias lovecraftianas.
Tolkien y Howard también ha tenido adaptaciones al
cine, el primero en una película animada y en una trilogía fílmica que lo hizo
objeto de consumo en las masas. El segundo tuvo una exitosa adaptación de
Conan, que siendo buena no tiene la esencia de los relatos.
A pesar de todo, estos tres soñadores nos legaron una
literatura rica y de una alta calidad literaria, imitados pero nunca igualados
que podemos seguir disfrutando. Lovecraft, Howard y Tolkien fueron unos
disidentes literarios, rompiendo con la así llamada “literatura seria” sus
espíritus se rebelaron contra la modernidad, creando cosmovisiones y mitos para
una época que ha perdido el suyo.
Septiembre 2014
Fuentes
Marshall, Matt “La Triada Pneumatica: Analisis de la
obra y vida de H.P Lovecraft, Herman Hesse y Yukio Mishima”
Thule La Cultura de la Otra Europa “Edgar A. Poe y H.P
Lovecraft”
Ensayo incluido en el libro TOLKIEN: Redescubriendo el lenguaje del mito y la aventura
De Editorial EAS
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