Hace milenios que los pueblos indoeuropeos se masacran
entre sí. No se le puede culpar a nadie por eso.
La culpa es un concepto cristiano, que viene muy bien cuando uno es débil y
decadente.
Antes aún de que el espíritu abrahámico nos convirtiera al desierto espiritual,
los griegos se asesinaban con los persas, y los romanos con los celtas y los
germanos.
Hay como un sentimiento de autodestrucción en la raza blanca. La disidencia, en
vez de leer a Spengler, se obnubila con Hitler: un mesiánico iluminista a quien
por cierto, tampoco le gustaba Spengler. Hitler era "optimista" como
lo son todos los mesiánicos iluministas.
Cuando el realismo político romano fue quebrado por el mesianismo cristiano, ya
poco quedaba más que descender. El último romano se llamó Benito Mussolini, que
pactó con la iglesia sin ganas y fue entregado sin compasión. De él nos queda
su último testimonio, que fue la RSI.
Después del Orden Romano pagano, todo fue caer. Las brumas germanas no son nada
sin la luz de Roma. Los celtas fueron un gran espíritu sin orden material.
Hay que volver al sentido romano pagano de las cosas, lejos del mesianismo
religiosos o racial, lejos de todo lo abrahámico. Nuestra raza romana no es un
biologicismo extremo ni una idea de ser los elegidos de un único dios. Tampoco
es cientificismo iluminista. Roma es un concepto integral: espiritual,
intelectual y material. Un concepto real, natural y realista.
El optimismo es algo peligroso, nos hace ver las cosas como no son. Necesitamos
una Revolución Conservadora: Un retorno a la idea romana de las cosas. Lo demás
es abrahámico o iluminista, que finalmente son la misma cosa: la entelequia del
tiempo lineal. La gran masacre de los pueblos blancos.
Hace milenios que los pueblos indoeuropeos se masacran entre sí. No se le puede
culpar a nadie por eso.
La culpa es un concepto cristiano, que viene muy bien cuando uno es débil y
decadente.
Antes aún de que el espíritu abrahámico nos convirtiera al desierto espiritual,
los griegos se asesinaban con los persas, y los romanos con los celtas y los
germanos.
Hay como un sentimiento de autodestrucción en la raza blanca. La disidencia, en
vez de leer a Spengler, se obnubila con Hitler: un mesiánico iluminista a quien
por cierto, tampoco le gustaba Spengler. Hitler era "optimista" como
lo son todos los mesiánicos iluministas.
Cuando el realismo político romano fue quebrado por el mesianismo cristiano, ya
poco quedaba más que descender. El último romano se llamó Benito Mussolini, que
pactó con la iglesia sin ganas y fue entregado sin compasión. De él nos queda
su último testimonio, que fue la RSI.
Después del Orden Romano pagano, todo fue caer. Las brumas germanas no son nada
sin la luz de Roma. Los celtas fueron un gran espíritu sin orden material.
Hay que volver al sentido romano pagano de las cosas, lejos del mesianismo
religiosos o racial, lejos de todo lo abrahámico. Nuestra raza romana no es un
biologicismo extremo ni una idea de ser los elegidos de un único dios. Tampoco
es cientificismo iluminista. Roma es un concepto integral: espiritual,
intelectual y material. Un concepto real, natural y realista.
El optimismo es algo peligroso, nos hace ver las cosas como no son. Necesitamos
una Revolución Conservadora: Un retorno a la idea romana de las cosas. Lo demás
es abrahámico o iluminista, que finalmente son la misma cosa: la entelequia del
tiempo lineal. Final del formulario
Juan Pablo Vitali
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