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Esa oscura fascinación por el fascismo

 


(Escrito originalmente en la semana del fallecimiento de David Bowie en enero de 2016)


Por Fernando Trujillo

 

La gran noticia de esta semana fue el deceso del músico David Bowie, sus seguidores (y también los llamados “posers”) han estado rindiendo tributo al Duque Blanco por medio de videos, frases, imágenes del cantante o viendo la película Laberinto (como quien escribe estas líneas) pero esta semana también ha salido a relucir detalles incomodos hasta para los más acérrimos seguidores de Bowie: su interés en el fascismo.

Algo similar sucedió con el también recientemente fallecido Lemmy Kilmmister quien era confeso coleccionistas de artículos relacionados con la Alemania nacional socialista, afición que lo llevo a ser investigado en Alemania.

Dejemos algo en claro, ni Bowie ni Lemmy eran nacional socialistas ni fascistas, mucho menos eran simpatizantes, incluso el mismo Lemmy llego a afirmar que el coleccionaba objetos no ideas. No obstante estos y otros músicos de rock han sentido una oscura fascinación por el fascismo, por el Tercer Reich, por la esvástica y aquella parte de la historia prohibida por el establishment.

Los primeros punks en Inglaterra usaban simbología nacional socialista no por la ideología (la cual rechazaban) sino porque eran imágenes chocantes para la mentalidad conservadora, para el Sistema. Los Sex Pistols usaban esvásticas junto con cruces invertidas, fotos de Karl Marx e imágenes de sexo gay como formas de provocación, de romper esquemas pero para nada fueron neo-nazis, ni siquiera anarquistas—fueron más un producto de la mercadotecnia—sino que eran provocadores que querían shockear una sociedad conservadora. Siouxie Sioux de la banda Siouxie Sioux and The Banshees causo controversa por usar una esvástica en el brazo y el uso de parafernalia nazi en su atuendo como mezcla de provocación, estilo gótico y fetichismo.

Volviendo a Bowie hubo una etapa en la que estaba fascinado por el nacional socialismo, fue en esta etapa en la que muto de piel al Duque Blanco, una estrella de rock que se asemejaba a un dictador cuasifascista, fue en esta etapa donde produjo su Trilogía de Berlín compuesta por los álbumes Low, Héroes y Lodger.

Durante este periodo Bowie usaba uniforme negro, realizaba el saludo romano en sus conciertos, incluso tomo de base los diseños del arquitecto Albert Speer para la escenografía e iluminación. Se entrevistó con descendientes de los SS de Hitler que renegaban del pasado de sus padres y llego a declarar: “Hitler fue la primera gran estrella de rock y el nacional socialismo una espléndida inyección de moral”.

No obstante pasado ese periodo Bowie abandono su interés por el nacional socialismo al que más tarde llego a achacar al consumo de cocaína y se olvidó de este.

¿Por qué esta fascinación por el nacional socialismo?

Para algunos puede ser mercadotecnia y ganas de provocar pero la explicación es mucho más profunda. El movimiento nacionalista seduce.

La estética elegante, militar, oscura de los uniformes, lo hipnótico de la esvástica, la simbología tradicional en los uniformes, las marchas perfectas acompañadas de música clásica, las imágenes de los documentales de Leni Riefensthal. Toda esa imagen tiene una fuerte carga psicológica, seduce y atrapa a quienes la presencian.

Las esvásticas, los cráneos, el Sol Negro, el rayo, las runas y las cruces de hierro son símbolos que no deben ser tomados a la ligera, están presentes desde antes de la creación del partido nazi, se encuentran en el inconsciente colectivo de los pueblos indo-europeos y de muchos otros pueblos también. Son símbolos de poder que despiertan una fascinación en nosotros, una fuerza tal vez.

Estas imágenes también despiertan terror en la sociedad actual, provocan repulsión en el burgués y en la agenda políticamente correcta.

Bowie tenía razón sobre Hitler, fue la primera gran estrella de rock, sus discursos, su forma de mover a las masas no se diferencian de un Jim Morrison en sus conciertos.

Los nacional socialista sabían usar la psicología de masas, la propaganda y la estética que aun continúa ejerciendo una fascinación por el lado oscuro.

 

En tiempos resientes los alemanes de la banda Rammstein causaron polémica por el uso de imágenes del documental Olympia de Leni Riefensthal para su video Stripped. A Rammstein siempre se les ha vinculado con el nazismo a pesar de que ellos han mostrado su desagrado por la ideología.

Pero donde esa fascinación se ha hecho notar es en la escena industrial y neofolk donde bandas como Death In June y Von Thronstahl adoptan la simbología fascista y la estética oscura a su atuendo. Mientras que Death In June siente una atracción por la estética y no por la política (su fundador Douglas Pierce es gay y judío) Von Thronstahl ha causado controversia no solo por su estética sino por sus himnos nacionalista y su apoyo al nacionalismo paneuropeo, llegando a tocar en un tributo a Cornelio Codreanu.

David Tibet del proyecto de folk apocalíptico Current 93 tuvo también esta atracción por el fascismo, en el que desarrollo sus álbumes Imperium, Swastikas for Noddy y Hitler as Kalki influido por la lectura de Francis Parker Yockey y Savitri Devi, Tibet se sentía más atraído por la espiritualidad que por la política en sí. Posteriormente abandonaría estos temas.

La simbología fascista está tomada de la Tradición Primordial, sus símbolos y mitos fueron adaptados por el fascismo del siglo XX como parte de su indumentaria no por mera decoración sino como parte de su identidad.

El rayo en el partido de Mosley, las flechas de la Falange, el fascio de la Italia de Mussolini son símbolos de poder, símbolos que mueven masas y que despiertan una fuerte atracción en sus pueblos.

La oscuridad tiene un simbolismo que no debe ser olvidado, el lado oscuro, el lado siniestro representa lo oculto, lo prohibido, el horror y el miedo. Este lado oscuro se encuentra en todos nosotros y actualmente nos encontramos en lo que es una edad oscura.

Dominar lo oscuro, entrar y conquistar esta oscuridad es parte de ritos iniciáticos en los que el iniciado parte a conquistarla o quedar atrapado.

Las tropas SS vestían de negro, usaban banderas negras y portaban el cráneo totenkpf como herederos de los húsares imperiales del Segundo Reich, ambas tropas de elite, ambas eran el terror de sus enemigos. Estos cantaban: “De negro nos vestimos, de sangre nos bañamos, con la totenkopf en el casco ¡Heil! ¡Heil! ¡Somos invencibles!”

Este uso estético de la oscuridad tiene un concepto iniciático, someter a las fuerzas oscuras, someter y conquistar la oscuridad para obtener su fuerza y conocimiento en ser usados en la batalla. La oscuridad es el enemigo hasta que no sea dominada.

Todo este misticismo y simbología ejercen fascinación en los músicos de rock, en la juventud de nuestros días, todo esto prohibido, condenado al lado oscuro resurge con más fuerza sobre todo en los jóvenes.

¿A qué se debe? El color negro es símbolo de rebelión, de caos dentro de un mundo regido por un orden burgués, la esvástica y la figura de Hitler son una provocación al actual sistema político, son demonios para la mentalidad posmodernista.

Por más que el Sistema quiera condenarlo pero esta fascinación por el fascismo es muy fuerte, en Estados Unidos bandas de motociclistas usan cruces de hierro y esvásticas como parte de su atuendo como símbolos de poder e identidad. Así mismo los coleccionistas de objetos nazis se sienten atraídos por esta poderosa simbología.

No solo es la estética, las ideas anti-igualatorias, la violencia poética de D’Annunzio y Marinetti (quienes son influencia para muchas bandas de neofolk e industrial), la militancia, el creer en un ideal superior son parte de esta fascinación.

Psicólogos, docentes, predicadores y personas moralistas han intentado encontrar respuestas vagas a esta fascinación, muchos creen que es por simple rebeldía pero tal vez sea Salvador Dali quien da la mejor explicación: A los jóvenes les mataron a su ídolo, un señor muy interesante llamado Adolf Hitler. Por eso nacieron los hippies y todas esas agrupaciones de jóvenes que se han quedado sin una programática vital.
Yo, aunque no he sido nunca muy hitleriano, reconozco que había en el hitlerismo una gran dosis de romanticismo, un halo de magia, que es exactamente lo que los jóvenes de ahora están buscando y no encuentran.”

El lado oscuro sigue fascinando.

Enero 2016

 

Fuentes:

 

Baddeley, Gavin “Mundo Gótico”

Autor desconocido “Las Esvásticas en la cultura punk”

Europa Soberana “Soldados de la bestia, los berserks y la expansión vikinga”

 

 Publicado originalmente en http://imaginacionalpoder77.blogspot.com/2016/01/esa-oscura-fascinacion-por-el-fascismo.html

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