Por
Fernando Trujillo
Los
poetas y la guerra
Uno de los más grandes errores de los historiadores
es señalar que el movimiento fascista nació de la derecha, del clero y la
burguesía, es una distorsión que ha perdurado en la mente de la población. El
fascismo nació de la izquierda, del movimiento obrero pero también nació de las
trincheras y de la poesía.
Italia al igual que muchas otras naciones se sumaron
al conflicto de la Primera Guerra, una confrontación que cambiaría la historia
misma de la guerra y que inauguraría una nueva etapa de movilización total.
Las trincheras, el lodo, el movimiento, toda la
técnica al servicio de la guerra, era moverse o morir, era disparar o que te
disparen, toda una generación recibió su bautismo de fuego en aquella
carnicería que cambio la historia.
En las tropas italianas un hombre se levanta, recita
poemas glorificando el combate, a los soldados caídos, es el poeta Gabriele D’
Annunzio quien a sus casi sesenta años se enlista en las tropas buscando la
acción, la guerra, es así como el poeta combatiría por tierra, por mar y por
aire.
Puedo afirmar sin equivocarme que D’Annunzio invento el rock décadas antes de que fuera concebido, sus gestos, su histrionismo, la forma en la que daba sus discursos y recitaba sus poemas, toda esa teatralidad, D’Annunzio fue el primer rockstar adelantándose décadas a David Bowie y Jim Morrison. Fiume fue un gran concierto, sus poemas y discursos en medio del sonido de las ametralladoras y el rugir de los cañones el rock estaba ahí inventado por el primer fascista y primer Duce de la historia.
Pero D’Annunzio no sería el único poeta en participar en aquella apocalíptica confrontación, Marinetti y los futuristas quienes años antes en el Manifiesto Futurista predicaran la guerra como única higiene por el mundo se enlistaron entusiasmados por la experiencia de la guerra, no todos regresaron pero el combate reafirmo las convicciones bélicas de Marinetti.
A diferencia del comunismo y el capitalismo que fue engendrado por economistas, el fascismo fue concebido por los poetas-solados, la guerra fue su bautismo de fuego, el camino de la acción, el anti-igualatarismo, el desprecio por el mundo democrático burgués y sobre todo una nueva cosmovisión revolucionaria.
Pese a que Marinetti y D’Annunzio tenían ideas idénticas ninguno de los dos se soportaba, por una parte Marinetti consideraba a D’Annunzio un “retrogrado” mientras que el otro consideraba al fundador del futurismo como “un exhibicionista”, posteriormente con la consolidación del fascismo ambos serian obligados a respetarse en público.
Los poetas italianos de antaño rendían un culto a la mujer pero Marinetti al afirmar en su manifiesto un desprecio por la mujer sería un golpe a toda esa literatura amorosa, ahora la mujer ya no sería objeto de veneración, ahora sería la máquina, la artillería, el automóvil.
El futurismo quería una revolución total en el arte y se escribieron un manifiesto de la arquitectura futurista, de la música, de la escultura, etc.
A la locura futurista se unen Carra, Buzzi, Papinni, Apollinaire (quien también se integraría al surrealismo), intelectuales, pintores, escultores.
“El futurismo, de alguna forma, hereda la estética de la destrucción nietzscheana abanderada en Italia por el Simbolismo o el decadentismo de D´Annunzio (El triunfo de la muerte, 1894), habiendo quedado ya recogida por Marinetti en poemas tales como La conquista de las estrellas, Destrucción o el manifiesto fundacional. Sin embargo, si bien es cierto que coinciden con Nietzsche en ese aspecto destructivo, en absoluto comparten la visión de éste acerca del eterno retorno o la supervivencia de la clasicidad -lo que llevará a los futuristas a considerar al filósofo alemán, en más de una ocasión, como passatista– Esta circunstancia ambivalente se observa perfectamente si se repara en el destino de los héroes futuristas: “Los aviadores, los conductores de automóviles y los atletas son versiones modernas de los vencedores olímpicos y, al mismo tiempo, superhéroes débiles de la decadencia.(…) si “Mafarka el futurista”(1910) de Marinetti, se solaza todavía en la pasión africana que inspirara a D´Annunzio en la tragedia “More than love”(1906) y es hijo del superhéroe nietzscheano, no es fortuito que aquel rey africano se convierta de pronto en un “constructor de pájaros mecánicos”, de aeroplanos. Pero, al levantar el vuelo y pilotar estos pájaros, Mafarka, y con él el futurismo, regresa presto de África para zambullirse en la agitación urbana de la Italia más industrial. En la medida, pues, en que asume el papel de “constructor”, las hipótesis destructivas nietzscheanas se debilitan o son abandonadas en beneficio de las categorías bergsonianas de la intuición o del dinamismo universal.”” (Holda, 2009)
Al término de la guerra el
futurismo se disgrega, varios de sus exponentes siguen otras vanguardias pero
surge una segunda etapa en el movimiento liderado por Marinetti quienes se
sumarian a la causa fascista.
Si bien el futurismo fue una
vanguardia que se adhirió al fascismo en la Alemania hitleriana fue catalogado
de arte degenerado y por lo tanto su obra prohibida, en este aspecto la Italia
fascista tuvo una mayor libertad artística.
El futurismo fue una revolución
artística total, con la llegada de la idea del fascismo empezó un arte
revolucionario opuesto al arte masificado y burgués.
A diferencia del Tercer Reich a los
futuristas no les interesaba pintar paisajes, arios musculosos desnudos ni
recrear mitos del pasado ¡Ellos querían crear nuevos mitos!
No iban a pintar bosques sino
automóviles, motocicletas, su poesía no sería para doncellas germánicas sino
para una locomotora.
Luigi Russolo uno de sus más
prominentes miembros fue un músico experimental, no le intereso crear una ópera
decimonica sino nuevos sonidos, experimentar con el ruido, creo una máquina de
ruidos que fue duramente criticada en su época.
“La música futurista no sólo partía meramente de la
idea de un mundo moderno y nuevo llevado al pentagrama: era una cuestión
estética enraizada en lo político. Había un objetivo prioritario: el ejercicio
de la provocación como llamada al desorden, a la rotura de un molde considerado
opresor.” (Bielsa, 2013)
Los experimentos de Russolo dieron como legado la
música electrónica, la música industrial y el noise décadas más tarde.
Mario Sironi otro miembro de los futuristas fue uno
de los muralistas que contaban con el favor del régimen, si bien abandono el
futurismo para fundar el movimiento Novecento Sironi fue uno de los pintores
más prolíficos de la vanguardia artística.
Si el arte heroico del Tercer Reich fue ascético y
sobrio, el arte futurista fue una fiesta, fue ebriedad en el que se experimentó
con la pintura, con el teatro, en el que se recrearon nuevas tendencias y en el
que se revoluciono el arte.
Arte y fascismo
Pero los futuristas no fueron los únicos artistas
del régimen, Papinni quien abandono el movimiento y se convirtió al catolicismo
fue un intelectual que apoyo al régimen mientras que el norteamericano Ezra
Pound poeta y activista político fue un defensor de la causa fascista. Pound
tuvo su programa de radio “La Voz de Europa” denunciando la usura
internacional, Pound también tuvo una rivalidad con Marinetti que también sería
respetuosa, al grado que el poeta norteamericano le dedica uno de sus cantos
pisanos.
El movimiento Novecento antes mencionado que
pretendía dar un nuevo Renacimiento y fue liderado por Margherita Sarfatti
poetisa y amante de Mussolini de quien escribiera una biografía.
El fascismo italiano tuvo una rica vanguardia
artística, muy diversa entre varios estilos y tendencias. La Italia Fascista y
la Alemania Nacional Socialista fueron los únicos regímenes en tener sus
propias vanguardias artísticas, mientras que el Tercer Reich tuvo un arte
enfocado en lo heroico, lo sano y sobre todo en la belleza del pueblo alemán,
el arte italiano fue más diverso, no tuvo un mismo objetivo, sino que eran
diferentes corrientes unidas por el mismo régimen político.
Ambos movimientos pese a sus diferencias querían
una revolución total en el arte, querían un arte nuevo para un hombre nuevo,
pero sobre todo querían una revuelta contra el aburguesamiento de las
corrientes artísticas.
El culto al heroísmo, a la guerra, la crítica al
pacifismo estaba presentes en ambas corrientes artísticas y solo la llegada y
posterior perdida de la guerra abortaron todas las vanguardias.
Con la llegada de la Segunda Guerra y la entrada de
Italia los artistas se suman a la confrontación, Pound habla en la radio
denunciando la guerra como una iniciativa de los banqueros, Marinetti se suma a
las tropas y combate en Rusia.
El triunfo de los aliados vendría también a ser el
fin de la vanguardia artística fascista, Pound seria encarcelado, Papinni bajo
sospecha, perseguido, Sarfatti exiliada de la vida pública. Poetas,
intelectuales, pintores todos ellos perseguidos, fusilados, encarcelados por seguir
la Gran Idea Europea.
Todo arte fascista fue suprimido, condenado al
olvido, la época de un arte revolucionario termino y llego el arte impuesto por
los yanquis a Europa.
Llego el arte para vender, el arte de masas, llego
Warhol, llego el arte pop, llegaron nuevas corrientes artísticas fabricadas en
Estados Unidos por la CIA y el Instituto Rockefeller, llego el arte posmoderno
para vender.
Llegaron las latas de sopa, las pinturas de
celebridades, llego el arte pacifista, el amor y la flores, los cientos de
jóvenes burgueses estudiantes en escuelas de arte adoctrinados en el pacifismo,
el feminismo, el arte para vender millones de dólares, los performances o el
arte efímero pero ya no existía la revolución, ni el heroísmo ni los cantos a
la guerra.
La historia de los vencedores nos quieren imponer
la idea de que el fascismo fue puro militarismo sin ninguna sensibilidad
artística, esa es la idea general que predomina en el mundo del arte.
La derecha y la burguesía definitivamente no
engendraron al fascismo, fueron los poetas-soldados, fue el futurismo y su
revolución anti-burguesa.
Actualmente ya no hay vanguardias sino modas, el
arte posmoderno es un arte muerto, no solo carece de propósito sino también de
cualquier matiz de revolución y renovación del mundo, está ahí para inflar el
ego del artista.
El fascismo es hijo del futurismo y se puede
considerar por sí mismo otra vanguardia artística. El tiempo de los
poetas-soldados, de los futuristas, de los que viven peligrosamente paso y el
paradigma actual solo predica el pacifismo, el conformismo y platicar sobre
arte en un Starbucks.
No cabe duda de que durante los fascismos hubo un
arte de vanguardia y revolución que nunca más volvió a haber.
Abril 2017
Bibliografía
Mila, Ernesto (2010). Futurismo y Fascismo. Infokrisis.
[En
red] Recuperado de http://infokrisis.blogia.com/2010/121201-futurismo-y-fascismo.php
Holda, Gerlac (2009). El Futurismo italiano. Cultura
Transvensal. [En red] Recuperado de https://culturatransversal.wordpress.com/2009/07/03/el-futurismo-italiano/
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