Por
Fernando Trujillo
Definir a Lovecraft como un escritor de terror es
demasiado limitado, el genio lovecraftniano es tan grande como su obra y abarca
desde la literatura fantástica hasta la filosofía y la ciencia.
Niño prodigio aprendió a leer a temprana edad, a la
edad de quince años escribía en una revista científica y descubrió la
existencia de Plutón. Hombre de gran intelecto escribió para revistas pulp
hasta su muerte pero dentro de este género de revistas (calificado como de poca
monta) llevo el terror a nuevas dimensiones.
La influencia de Lovecraft llega desde la
literatura, el cine, la televisión, los tebeos, los videojuegos, no hay duda de
que el mundo del terror le debe todo pero como señale, verlo como un escritor
de cuentos de miedo es demasiado limitado. Por desgracia en nuestra época solo
se ve como un escritor de terror con monstruos cósmicos, imágenes grotescas,
seres extraños pero su trasfondo pesimista, su racismo científico, sus ideas
filosóficas acerca del universo, la raza y la civilización occidental han sido
obviamente ignorados desde sus lectores hasta por los escritores a los que ha
influenciado y es que el pensamiento lovecraftiano es incómodo y totalmente
opuesto a la mentalidad posmoderna.
Quien vea a H.P Lovecraft como alguien que escribió
sobre monstruos con tentáculos y dioses antiguos es que no ha entendido
absolutamente nada de su obra y ha ignorado la filosofía pesimista detrás de
ella.
Lovecraft veía con disgusto la independencia de su
país, el fin del periodo colonial al que tanto amo, testigo de la decadencia de
la sociedad americana de su tiempo (que en esa época se comenzaba a gestar)
desarrollo una misantropía y aversión por su época.
Alguna vez definí a Lovecraft como el Spengler del
relato de terror, su visión pesimista sobre la decadencia de la civilización
occidental y la tragedia del hombre blanco moderno lo hacen el equivalente al
filósofo alemán.
En la narrativa lovecraftniana entramos en una
atmosfera de ciudades decadentes, de barrios miserables poblados por personas
de color con secretos y rituales extraños, antiguas familias nobles en
decadencia habitando viejas mansiones y cuyo linaje esta corrompido por la
endogamia o el mestizaje racial.
La
Sombra sobre Insmouth es uno de los mejores ejemplos, uno de
los cuentos más aterradores y descriptivos del genio de Providence, en este
relato el pueblo de Insmouth ha pactado con los Profundos una raza maligna con
apariencia de peces o sapos que se infiltran primero como amigos, casan a sus
hijas con los hombres de cuya descendencia salen seres híbridos y repulsivos,
poco a poco su infiltración van tomando control del pueblo hasta masacrar a la
población autóctona y tomar el control, destruyendo el legado del hombre blanco
y sustituyéndolo por el suyo ¿Suena familiar?
En la obra de Lovecraft vemos la decadencia y el fin
de la civilización occidental a manos de seres alienígenas y pueblos extraños
con costumbres macabras y supersticiosas alejadas de la razón y la ciencia (las
dos creencias de Lovecraft).
El pesimismo de Lovecraft viene de ese inevitable
destino para la civilización blanca, el tiempo devora las naciones, la
decadencia las termina corrompiendo y son arrasadas por los pueblos de color
más vigorosos pero ese pesimismo no viene solo de este saber trágico sino del
destino del hombre en el universo.
Como un hombre de mentalidad científica uno de sus
tempranos intereses fue la astronomía, el estudio del cosmos y la existencia
humana, lo que lo llevo a desarrollar ideas pesimistas y trágicas alrededor del
hombre y su relación con el cosmos. Lovecraft se alejó de los temas habituales
del terror sobrenatural y lo llevo a un campo científico, en el que el progreso
científico nos va llevando a un atavismo sin retorno, es en Lovecraft cuando el
espacio exterior se convierte en un concepto infinito y aterrador para la
mentalidad humana, las fronteras cósmicas, los seres alienígenas, dimensiones
fuera que conviven con nuestro espacio tiempo Lovecraft aplica un cierto
realismo científico en su narrativa que lleva al lector a descubrir que vive en
un cosmos frio y hostil.
Es ahí donde nace el horror cósmico.
Si bien los precursores de este subgénero fueron
Chambers con su Rey Amarillo y Arthur Machen, fue Lovecraft quien le dio un realismo
más cercano al materialismo científico dándole una forma y creando incluso una
escuela filosófica que superaría al género literario.
En sus cartas siempre se mostró como un frio
escéptico, veía con desagrado la modernidad, el cine y la radio que veía como
medios vulgares, se mostró partidario de la razón como base para una
civilización superior.
Las concepciones religiosas y científicas le dan al
hombre una vital importancia en el universo pero Lovecraft propone una
concepción más oscura e incómoda. El universo es un lugar caótico, sin ningún
dios y sin ningún sentido, si bien el universo que creo tiene sus propias
deidades estas no son divinas o malignas sino que son entidades alienígenas a
los que los seres humanos les dieron ese nombre, seres que lejos de cualquier
etiqueta están más allá de las ideas de bien y mal y la existencia del hombre
les es irrelevante.
El hombre es insignificante ante el universo, solo
somos una partícula que no tiene mayor relevancia dentro de un frio cosmos, no
hay ningún plan cósmico, todo lo que es el bien, los sentimientos, el mal, la
moral solo eran ficciones victorianas (como el mismo las califico).
Tal vez toda esta concepción está representada en
Azathot la deidad suprema del universo lovecraftiano un monstruoso caos nuclear
ciego e idiota condenado a un sueño eterno. Estamos encerrados en un universo
ciego y mecanizado en el que todo lo destruido vuelve a la nada y de la nada
viene todo.
Vivimos una existencia sin propósito, en un universo
caótico y totalmente indiferente de la existencia humana, todo lo que hemos
creado, todas nuestras ideas al final serán arrasadas por el tiempo y
olvidadas.
Todas estas ideas optimistas del hombre como un ser
superior eran solo ficciones para no ver el horror de un cosmos indiferente y
sin ningún sentido. No hay nada de grande en la existencia del hombre más que
su propia percepción de sí mismo (el egoísmo) pero fuera de eso somos criaturas
insignificantes.
Estas ideas son chocantes para la gente, esta
filosofía contrasta con nuestra manera de pensar y es que es mejor pensar que
somos algo más grande que nosotros mismos a pensar que somos insignificantes.
Por eso los libros de Paulo Coehlo, Alejandro
Jodorowsky, Jorge Bucay y hasta Carlos Cuauhtémoc Sánchez son best-sellers,
porque le dicen a sus lectores que ellos son importantes para el universo, la
vida (denle el nombre que quieran), que si son optimistas les pasaran cosas
buenas, que el universo conspira a su favor y toda esa basura buenrollista que
sirve para vender basura.
La esencia de la literatura lovecraftniana es
trágica, se vive en un universo de horrores cósmicos, frio y para no caer en la
locura inventamos conceptos morales, vivimos en la ignorancia de estos
conceptos que nos dan una seguridad.
Ningún escritor de terror, ninguno de sus seguidores
posteriores ha logrado capturar todo ese trasfondo, tal vez el único que logro
hacerlo haya sido Thomas Ligotti con sus cuentos pesimistas y su visión oscura
de la existencia.
La primera temporada de la serie True Detectives inspirada en la
mitología lovecraftiana ha sido la única de esta tendencia en capturar toda la
atmosfera pesimista y trágica creando escenarios lúgubres, decadentes con
hombres blancos en decadencia moral y espiritual dominados por los instintos más
bestiales.
Todas estas ideas filosóficas son chocantes con
nuestra época, el pesimismo es síntoma de madurez mientras que el optimismo es
un síntoma infantil y nuestra sociedad está hundida en un burdo optimismo, la
gente posmoderna cree que es la “mejor generación de la historia”, el hastag #Lovewins inunda las redes sociales,
creemos que el mundo se está haciendo un lugar más tolerante, amigable y
sensible y que estamos llegando a una utopía pacifista pero solo somos una
civilización que se ha hundido en el infantilismo.
El amor tan celebrado por los progres es un concepto
demasiado humano, la tolerancia nos está llevando a la invasión y la sumisión,
nuestro pacifismo está llevando la civilización a su inevitable y desastroso
final, en este mundo los pesimistas son los verdaderos rebeldes.
La literatura de Lovecraft es ajena a toda esta
sociedad y es por eso que el público moderno solo se fijó en los elementos
superficiales, los explota como modo de consumo desterrando sus ideas al
olvido.
La verdad es que el mundo moderno no se parece a una
utopía optimista y está más cercana a la pesadilla lovecraftniana.
Octubre 2016
Publicado por primera vez en http://imaginacionalpoder77.blogspot.com/2016/10/el-pesimismo-de-lovecraft.html
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