Por
Fernando Trujillo
La literatura de terror nos ha dado a muchos autores
denominados como “autores malditos” ya sea por una vida de sufrimiento, de
excesos o por lo retorcido de su literatura. En realidad el término aplica a
todos los ámbitos de las letras y es para ser sinceros un anzuelo publicitario
para que las editoriales puedan vender sus libros, la etiqueta de “escritor
maldito” atrae a un determinado público. Así se han vendido los libros de
Charles Bukowski, Allen Ginsberg y muchos otros autores que en verdad no son malditos,
sino que encuentras en todas las librerías.
Pero ciertamente son pocos los casos de autores
realmente malditos, que permanecen ignorados en la historia de las letras, en
el mundo de la literatura de terror conocemos a Lovecraft, a Poe, a Machen, a
Stephen King y Clive Barker junto con muchos más pero hay un autor que incluso
en un género retorcido como el terror continua permaneciendo como un maldito
entre los malditos: Hanns Heinz Ewers.
Nacido en una familia acomodada Ewers fue decadente,
místico, viajero, pionero en la sexología, escritor prolífico de guiones de
cine, obras de teatro, cuentos infantiles, novelas pero es más recordado por
sus novelas y relatos de terror.
Durante la Primera Guerra, Ewers se desempeñó como
espía dentro de los Estados Unidos, Ewers quien tenía su residencia en ese país
ya había tenía un nombre como escritor, habiendo publicado algunos relatos
fantásticos y en donde trabo amistada con el ocultista británico Aleister
Crowley. Recorrió el país juntando fondos para la Cruz Roja alemana y siendo
portavoz del Imperio Alemán, hablando por mantener la neutralidad americana y a
través de debates públicos intentando contrarrestar la propaganda
anti-germana. Sin embargo en los Estados
Unidos, aliados naturales de Inglaterra el sentimiento germanófobo crece y los
ciudadanos alemanes son puestos bajo vigilancia o enviados a campos de concentración.
En el año de 1918 seria arrestado y
enviado a uno de estos campos, los servicios de inteligencias británicos
remiten un cable a Estados Unidos informando de dos viajes sospechosos del
autor alemán, uno a España que realizo con un pasaporte falso y un enigmático
viaje a México, el documento sugiere que Ewers pudo entrevistarse con Pancho
Villa para invadir territorio norteamericano y distraerlos de la guerra.
Posteriormente sería liberado al final del conflicto bélico.
Viajero incansable Ewers se interesó en el vudú
caribeño, el nudismo, el consumo de distintos tipos de drogas y las mujeres, se
ha especulado que tuvo roces con varios hombres (más que nada debido a su
temática homosexual en sus relatos) pero de eso no hay ningún dato fidedigno.
La obra literaria de Ewers se desarrolla en
ambientes sórdidos, decadentes, prostíbulos, escenarios habitados por burgueses
amorales con gustos por lo perverso y lo cruel. Su obra más famosa La Mandrágora se ubica en esos
ambientes, donde un experimento en el que los personajes Frank Braun—alter ego
de Ewers—y el Profesor Broken inseminan con el semen de un asesino ahorcado a
una prostituta gestando una mandrágora con matices humanos. Alraune el
resultado del experimento es una criatura hermosa pero completamente maligna,
un ser sin empatía que por medio de su astucia y belleza juega con las
emociones de aquellos a su alrededor, destruyendo las vidas de quienes la
rodean.
El personaje de Alraune tiene muchos paralelismos
con Helen Vaughan del relato El Gran Dios
Pan de Arthur Machen, ambas son el resultado de un experimento contra-natura,
ambas son poseedoras de una gran belleza física y ambas son criaturas amorales.
Alraune puede ser vista como el símbolo de una
cultura sumida en la frivolidad, un ser que por fuera es hermoso pero con un
alma vacía de cualquier sentimiento noble, la novela fue publicada tres años
antes de la Primera Guerra y puede ser vista como un preludio a la caída del
segundo Reich y el sumergimiento del pueblo germano en el hedonismo, el vacío
moderno y la corrupción de la república.
Otro de los grandes relatos que exploran el tema de
la femme fatale es La araña en el que
combina el vampirismo y la manipulación de forma extraordinaria creando un
ambiente de obsesión y miedo.
Todos estos relatos serian un reflejo de la Alemania
de posguerra hundida en la decadencia moral y con una burguesía corrupta. En
cuentos como La joven blanca asistimos
a un espectáculo enfermizo admirado por bohemios decadentes. Mismo se podría
decir de la Salsa de tomate en donde un
combate sangriento y cruel es disfrutado por una multitud degenerada.
Ewers también fue un pionero en el cine, viendo su
poder visual y como una legitima obra de arte, escribió guiones, entre los que
destaca una adaptación de su propia novela El
estudiante de Praga (1913). Cabe destacar además que en esta película es la
primera vez en el cine que un actor interpreta un papel doble. Fue tanta su
fama en este ámbito que Lovecraft lo menciono en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura como una influencia en el
surgimiento del terror alemán. Con todo esto nos preguntamos porque la obra de
Ewers ha sido ignorada tan marcadamente y es por un crimen que el mundo
políticamente correcto no perdona: haber pertenecido al partido nacional
socialista.
El término de la Primera Guerra dejo a una Alemania
humillada, en la ruina económica, en este ambiente floreció la prostitución en
todos sus ámbitos, mujeres y jóvenes alemanes se vendían para poder sobrevivir
a las penurias, tanto que el turismo sexual creció durante esta época. En este
contexto la literatura de Ewers y el cine expresionista se convirtieron en un
reflejo de la podredumbre y miedo del pueblo alemán. El miedo a una revolución
bolchevique (reflejada en la película Nosferatu), la caída del alma germana en
los abismos de la crueldad y sed de sangre (reflejadas en el filme M) son
proyecciones de los terrores que asolaron la República de Weimar.
En este ambiente Ewers se dedica a criticar la
degeneración del alma germánica, en el nacional socialismo vio un movimiento
nuevo portador de un romanticismo germánico y de una fuerza vitalista, se unió
al partido en el año de 1931.
Se sabe que el autor tuvo contacto con los grupos
volkish y con figuras como Guido Von List y Lanz Von Liebfels y con el resurgir
teutónico, una de las características que el autor más admiro del ascenso del
nacional socialismo.
Ewers sentía una gran admiración por Adolf Hitler al
que conoció en persona y quien le encomendó la tarea de escribir una biografía
de Horst Wessel que más tarde se adaptaría en una película. Ewers conocía a
Wessel ya que ambos formaron parte de la misma fraternidad estudiantil y actuó
en una versión del Estudiante de Praga de
1926 también escrita por el mismo autor.
La película fue llamada Hans Westmar. Einer von vielen (uno de muchos), Gobbels cambio el
nombre del personaje por uno ficticio.
Dentro del partido Ewers tuvo muchos enfrentamientos
con otros miembros que no lo dejaban ver como un decadente, entre ellos Alfred
Rosenberg quien sentía una profunda antipatía por el escritor.
Ewers moriría en 1943, dos años antes de la ciada
del Tercer Reich y junto con todos los escritores afiliados al partido su obra
fue condenada al ostracismo.
Actualmente en español la editorial Valdemar tiene
publicados los libros La Mandrágora y
un volumen de relatos titulado La araña y
otros cuentos macabros y siniestros—próximamente traducirá y publicara la
novela El Vampiro—no obstante la
mayor parte de su obra se ha perdido o es imposible de encontrar.
La personalidad de Ewers resulta fascinante no solo
por su obra sino por su figura oscura y contradictoria, su figura de
intelectual decadente choca con el ideal nacional socialista y sin embargo fue
miembro del partido que contaba con lectores dentro del mismo, incluyendo al
Fuhrer que según se dice tenía a La
Mandrágora como uno de sus libros favoritos.
Tanto dentro del ambiente nacional socialista como
dentro del ambiente de la literatura de terror la figura de Ewers resulta
chocante, no encaja en ninguno de los dos ámbitos y tal vez por eso su oscuro
genio lo ha vuelto un verdadero escritor maldito.
Si como afirma la psicología jungiana cada ser
humano encarna un arquetipo y durante el nacional socialismo el Fuhrer encarno
el arquetipo del guerrero, entonces Hanns Heinz Ewers haya encarnado al
arquetipo del Trickster, esa figura bromista, astuta, asociada al dios nórdico
Loki.
El Trickster es un arquetipo que sabe ocultarse, que
tiene muchas máscaras y el señor Ewers tuvo entre sus máscaras el decadente, el
espía, el ocultista, el nacionalsocialista y el oscuro genio que a través de
sus letras causa fascinación para unos y repulsión para un mundo políticamente
correcto.
Mayo 2016
Fuentes:
Hernández Arias, Rafael “Introducción a La araña y otros cuentos macabros y siniestros” (2014)
de Editorial Valdemar.
Crawford, Peter “Hanns
Ewers” (2013) [en red] Recuperado de http://thirdreichocculthistory.blogspot.mx/2013/09/hanns-heinz-ewers.html
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