-No te alejes de tus símbolos- me dijo el brujo. Y pensar que un psicólogo jamás me hubiera dicho eso (salvo mi amigo JPRF, que es jünguiano y de los buenos). Era buen tipo ese brujo de barrio. Inteligente, perceptivo, conocedor. Baqueano de almas para decirlo en criollo. Recuerdo que ese día cerró el consultorio brujeril, echó a las cuatro viejas locas que lo esperaban y nos quedamos charlando sobre Evola, Guenón y todas esas cosas. ¡Larga vida a nuestro particular surrealismo! Y hoy de la nada encontré la bandera. Me la regaló un camarada en Madrid, hace ya unos años. La creía perdida. No contaré todo lo que me pasó para llegar a perderla. No vale la pena y la verdad, hasta me da vergüenza contarlo. Es una bandera negra con un sol negro en rojo. La tuve colgada en un departamento espantoso cuando me creía morir. Luego quedó en una bolsa dentro de un galpón, junto a otras cosas olvidadas en alguna de mis mudanzas sucesivas de estos últimos años. Hoy me reencontré con ella. -...