Hace milenios que los pueblos indoeuropeos se masacran entre sí. No se le puede culpar a nadie por eso. La culpa es un concepto cristiano, que viene muy bien cuando uno es débil y decadente. Antes aún de que el espíritu abrahámico nos convirtiera al desierto espiritual, los griegos se asesinaban con los persas, y los romanos con los celtas y los germanos. Hay como un sentimiento de autodestrucción en la raza blanca. La disidencia, en vez de leer a Spengler, se obnubila con Hitler: un mesiánico iluminista a quien por cierto, tampoco le gustaba Spengler. Hitler era "optimista" como lo son todos los mesiánicos iluministas. Cuando el realismo político romano fue quebrado por el mesianismo cristiano, ya poco quedaba más que descender. El último romano se llamó Benito Mussolini, que pactó con la iglesia sin ganas y fue entregado sin compasión. De él nos queda su último testimonio, que fue la RSI. Después del Orden Romano pagano, todo fue caer. Las brumas germanas no son...